La política, lo mediático y los intereses

Por: Walter Aldana

En nuestro país se confunde la política con la politiquería, la primera tiene que ver con todas las acciones públicas y privadas del ser humano, la segunda es la utilización de ella para el bien personal y de grupo.

En la sana política (la del servicio comunitario), el bien general prima sobre el particular; en la politiquería, no existe el bien colectivo, prima la ganancia, el dinero mal habido (como dirían las abuelas), de ello pueden dar cuenta los contratistas del ministerio de las comunicaciones, embajadores con coca en el solar de la finca, sobrecostos en los mercados en época de pandemia, etc, en fin, pregúntele de ello al equipo de gobierno de Duque.

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Y avispados para "aprovechar el cuarto de hora", no solo se hacen al poder en el ejecutivo y el legislativo, sino que, para darse a conocer y mantenerse en él, invierten dineros (ellos directamente o sus amigos patrocinadores) en la tv con sus canales privados, la radio y revisticas con "afamadas y afamados" periodistas emparentadas con los dueños del dinero, el narcotráfico y las decisiones políticas, sociales y sobre todo las económicas.

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Si se plantea en contraposición al modelo de ellos: un modelo económico basado en el aprovechamiento de las energías limpias, en el estímulo a la producción nacional con políticas que los protejan frente a las multinacionales que se dejan venir desde sus países de origen subsidiadas, la matrícula cero hacía una educación gratuita y de calidad, y el regreso de la salud al carácter público de su servicio. A través de los medios de comunicación de los de siempre, entre otros adjetivos, si pregonamos estas ideas se nos dice ... polarizadores.

Y aparecen las caras de "periodistas", conductores de la opinión, pidiendo no dejar caer en los "extremismos" el país, rogando a lo que denominan "centro", salvar la patria.

Primero el Sr.  Fajardo (que le gusta ver ballenas mientras la nación se hunde), ahora, un "académico" con rostro humano (además pispo) del capitalismo salvaje, que intentó poner freno a la tutela como mecanismo de exigibilidad de derechos, ministro de salud con el modelo de la ley 100 intacta en su administración.

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Entonces, politiquería reinante y grandes medios de comunicación al servicio de esta, para completar son los dos anteriores componentes la expresión de un modelo arrasador e inhumano, que pretenden mantenerlo sembrando miedo.

Yo reivindico la izquierda, los servicios esenciales administrados por lo público, el servicio como comportamiento natural del funcionario, la implementación de los acuerdos con las Farc la defensa de los derechos humanos, el reconocimiento del campesinado como sujeto político diferencial de derechos, creo en el respeto a todas las opiniones (lo que no quiere decir silencio ante las injusticias), la hermandad, en la lucha pacífica con la movilización social y la construcción de propuestas.

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Recordémoslo siempre, debemos avanzar hacía: "un gobierno que no humilla a sus gobernados, ni una sociedad donde se denigren entre estos".